Geopatías
Las zonas que registran radiaciones en
cantidades nocivas para el ser humano se denomina geopatías, o zonas geopatógenas. En numerosas ocasiones permanecer en zonas
alteradas telúricamente muchas horas al día (cama, mesa de trabajo, etc) es el
origen de numerosas patologías, tanto físicas como psicológicas. Como dice Mariano Bueno, el padre de la
geobiología en España "se hereda la cama, no el cáncer".
No es necesario esperar a que surja la
enfermedad para comprobar los efectos que tienen las zonas geopatógenas en
nuestro organismo. Basta con situar a
una persona durante unos minutos en una zona alterada y comprobar que sus
defensas han bajado. Podemos utilizar
técnicas como la kinesiología, aparatos como el Sonotest que mide el biocampo
(radiación del cuerpo etérico de una persona) o el galvanómetro que miden la
resistividad eléctrica de la piel (en ohmios). Verificaremos que los músculos pierden fuerza,
el aura se contrae y la resistencia cutánea disminuye. Con aparatos más sofisticados se puede
comprobar que la exposición a lugares vibratoriamente bajos produce un
cortocircuito en el cerebro.
La radiestesia, con simples aparatos, llega
aún más lejos. Con unas simples varillas o un péndulo, no sólo podemos medir puntualmente la contracción que se produce en el
biocampo de una persona situada en una zona geopatógena, sino que también nos
permite localizar en el cuerpo de una persona las geopatías provocadas por la
exposición continua a un lugar nocivo, antes incluso de que aparezca alguna
dolencia. Es posible, por tanto, señalar
la zona del cuerpo que atraviesa una corriente de agua o el punto que
corresponde a un nudo Hartmann. La
persona lleva grabada dicha información, pudiéndose detectar en cualquier
momento, no siendo necesario que la persona se encuentre en el lugar geopatógeno
cuando se realiza la medición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario